miércoles, 26 de marzo de 2014

III Concurso Literario

La alegría de entregarse

Aquí os presentamos los dos primeros premios del concurso literario de este año:

Tengo doce años, no sé muy bien qué es entregarse a los demás, por eso tengo que mirar a mi alrededor. Lo primero que veo es a mi madre, cómo, cada día, nos prepara el desayuno a mi hermana y a mí, siempre con una sonrisa para hacernos el día más bonito. Vamos a clase y al volver a casa está ahí de nuevo, con una sonrisa incluso más grande si cabe; nos pone la comida, nos pregunta qué tal hemos pasado el día y su sonrisa no desaparece, a veces creo que se la ha pintado, me hace feliz. Y pienso: vive entregada a mí, y sólo a cambio de besos.Sigo mirando a mi alrededor, y ¿a quién veo?: a papa. Trabaja a turnos y durante la mitad de mi vida él se ha ocupado de peinarme, pero lo hacía con tanto amor que yo creía ser la niña mejor peinada del mundo. Siempre que he estado malita ha sido él quien me ha llevado al médico, me ha cuidado y se ha encargado de mi medicina, y sólo a cambio de abrazos.Vuelvo a mirar a mi alrededor, ¡vaya, está mi hermana!, y me acuerdo cuando yo era pequeña y ella se encargaba de mí por ser la mayor, me ha estado dando un abrazo todos los recreos de mi vida en los que hemos coincidido y más de una vez me ha llevado al cine con sus amigas, a veces ha dejado de estar con ellas por estar conmigo, bueno, la verdad, que para ser sincera, es que ahora la cuido más yo, porque mi hermana se deja hacer y querer.Sigo mirando alrededor y veo a toda mi familia, amigos y hay una entrega desinteresada entre todos. Veo que hay alegría, no hay malos rollos, ¡es bonito llevarse así!Continúo mirando a mi alrededor y veo muchas personas que no conozco que se entregan también a los demás, que se dedican a los demás por su profesión. A médicos, policías, profesores, el que hace ese pan tan rico que me como todos los días y que seguramente esté tan rico porque lo han hecho con alegría.Hay gente que se entrega a los demás y no les une a ellos ningún tipo de vínculo ni fraternal, ni económico, pero sí que les une el amor. El amor a Dios, y esos son los religiosos, que dedican su vida a los otros sin pedir nada a cambio, y lo hacen con alegría. Debe ser así porque siempre tienen una sonrisa en su cara como la de mi madre.Da mucha alegría saber que pasas por la vida provocando una sonrisa en los demás. Todavía lo estoy intentando y estoy aprendiendo de los que me rodean, y cuando sea mayor quiero tener siempre la sonrisa de mi madre o de esas personas que, a pesar de sus problemas nos la regalan cada día.Mi madre dice: no sabéis la satisfacción que da irse a dormir sabiendo que no le has hecho daño a nadie, y que has intentado repartir un poquito de alegría, que en los tiempos que vivimos sólo se puede dar eso o un trocito de pan.
Irene Díez Ramírez
1º Eso
(Colegio Agustinas de Logroño)




Yo era un joven como cualquier otro, sin pasiones ni preocupaciones, sin nada que hacer en la vida, sin un destino claro ni una idea fija. Un día, un ser querido cayó enfermo. Nosotros no éramos muy religiosos, más bien nada, pero en el fondo de nuestras almas, ahora sé que yace latente una lengua de fuego al borde de la extinción, pero con poder suficiente para deslumbrar al más sabio. No me quiero desviar del tema: este ser querido, debido a la enfermedad terminal que le acosaba, llevó sus días a su fin.
Tras este desgraciado altercado, mi naturaleza curiosa me llevó a recapacitar, entre lágrimas y un fuerte sentimentalismo, sobre la vida y la muerte.
Después de todos estos años, he llegado a la conclusión de que la vida es un regalo, una suerte, una maravilla, que Dios nos brinda: el más grande de los regalos, la mayor de las ilusiones, porque dentro de él, podemos ser libres, hacer lo que queramos y si tu alma es capaz de entenderlo, puedes llegar a ser, fíjate lo que te digo, puedes llegar a ser FELIZ. Puedes llegar a serlo encontrando la forma de alegrar a los demás. Puede ser que seas feliz al encontrar el amor, o como yo hice, ser feliz encontrando el amor de Dios y hacia Dios. Porque es éste el más puro y completo, el que más llena y satisface, porque es este amor, el que sientes cuando agradeces a alguien el mejor regalo de tu vida. Porque es este amor, el que sientes cuando agradeces a Dios haberte dado la vida. Te llena y obstruye tus venas de ligereza, poder, eternidad y sobre todo presencia. Porque notas la verdad en tu ser, al entender al Creador, y su buena voluntad entregada a ciegas al darnos la vida, y sin esperar realmente nada a cambio.
Cuando encuentras el amor a Dios, es como esas veces que quieres agradecer algo a alguien, y no existen palabras para describir semejante grado de felicidad y agradecimiento, y quedas como un tonto al no poder expresar tu plenitud de agradecimiento. Solo que cuando esto ocurre con Dios, y le das las gracias por la VIDA, Él sí entiende lo que quieres decir, y te agradece a ti el darle las gracias.
La muerte. La muerte, que tanto temí tras la de mi ser querido, que lloré no solo por él, sino por lo frágil de la vida, y la cercanía de la muerte a todo. La muerte tan siniestra y omnipresente ella. Ahora que la veo como Dios me ha enseñado: como un pasaje al reino de Dios a la perfección y a la eterna felicidad. Ahora, ya no me perturba, no me avasalla y acosa, es más, al sentir la muerte cercana, lo único que puedo hacer es alegrarme, ya que con su viaje podré por fin ver al Señor, y agradecerle en persona, y no solo espiritualmente, su regalo de la vida, y el préstamo de su reino en la muerte.
La muerte no es el final de la vida, es el despertar de una siesta mal dormida, en la que lo que se hace no es más que probar mínimamente la perfección del reino divino, del edén afrodisíaco en el que viven lo que no están vivos.
Tras entrever estas ideas en mi juventud, me decidí por servir a Dios, y por eso hace años ya que entré en sus legiones de paz para el mundo, y empecé a agradecerle este avance de la perfección, que es la vida, y el futuro que será la muerte, y en realidad será su verdadero regalo.
 
Cuando decidí entrar al servicio de la causa del señor, realmente no supe lo que sentí. Pero, hace no mucho, entendí que lo que sentí aquel día, fue esa eternidad de agradecimiento, plenitud y omnipresencia de la que ya os he hablado, esa perfección nunca antes experimentada fue la que, sin saber yo porqué, me llevó hasta las puertas de un templo, y me hizo sacerdote. Esa fuerza que me guió sin ser comprendida, no ha de ser algo forzado, algo anti natural, ha de ser un sentimiento que fluya desde ti hacia los demás transmitiéndoles a todos, el propio sentimiento de la vocación.
Por eso, quiero poner como ejemplo el mío mismo, para transmitir la vocación a otros jóvenes, como yo lo fui, e intentar hacerles ver en qué consiste el don de la vocación.
 
Arturo Rodríguez Sota
4º E.S.O. 
I.E.S. Valle del Oja de Sto. Domingo de la Calzada.


martes, 25 de marzo de 2014

II Concurso de dibujo

La  alegría de entregarse

Aquí tenéis los tres ganadores del concurso de dibujo que cara al día del Seminario, se ha organizado por segundo año consecutivo:

PRIMER PREMIO
Iván Villoslada Molina
6º Primaria
(Nuestra Señora de la Piedad de Nájera)


SEGUNDO PREMIO
Andrea Méndez Escribano
6º Primaria
(Colegio de Paula Montal de Logroño)

TERCER PREMIO
Alonso Iturriaga Calvo
3º Primaria
(Colegio de las Adoratrices de Logroño)

Nos visitaron los chicos de Burgos

El pasado 3 y 4 de febrero, nos hicieron una visita nuestros compañeros del Seminario Menor de Burgos, junto con algunos de sus chicos del Preseminario. De nosotros estuvo Ibay, que era el único que tenía fiesta. Fue una buen ocasión para convivir en un buen ambiente y de enseñar nuestra tierra a estos amigos.
Viguera, Calahorra, Haro fueron los lugares que recorrimos. Un poco de monte, una buena comida y un testimonio a un grupo de niños en Haro fue algunas de las cosas que hicimos.